El Día de Cuenca. Jueves, 22 julio 2010. Por María del Cid
Quiteria y Paula pasan todo el verano en el pueblo
Dos vecinas suman 200 años de experiencias
En Carrascosa de la Sierra encontramos dos vecinas que juntas suman 200 años años. Los 102 de Paula y los 98 de Quiteria les dan una serie de experiencias y recuerdos inéditos.
Paula (izda) y Quiteria (dcha). Foto. Rebeca Blanco.
Carrascosa de la Sierra es uno de los pocos pueblos de Cuenca en los que podemos encontrar habitantes que superen el centenario. Y en cambio, en esta localidad, dos de sus ciudadanas juntas suman los 200. Paula Valiente García, de 102 años, y Quiteria Martínez Rodríguez, de 98, son las vecinas mayores de un pequeño municipio que apenas supera los 100 habitantes.
Aunque los fríos y nevadas del invierno les impiden pasar esta época en el pueblo, en cuanto suben las temperaturas y sale el sol, ambas vuelven al lugar que las vio nacer. Y lo mejor de llegar a sus respectivas edades, es la buena situación en la que se encuentran ambas.
La mayor, Paula, conserva una gran memoria, todavía recuerda los difíciles momentos que vivió en en la Guerra Civil, la falta de comida y el miedo que caracterizaba a esos años. E incluso se atreve a relatar el día en que las tropas llamaron a su puerta para arrestar a su padre: "Les dije que no estaba, pero registraron la casa entera dejándolo todo patas arriba, no me creían", comenta mientras sus ojos se enrojecen. Posiblemente sea uno de los momentos más difíciles que ha vivido, pero no ha olvidado ni un solo instante de aquellos días que, para ella, tuvieron un final feliz, ya que finalmente su padre se quedó con ellas.
Una vida llena de recuerdos, al igual que la de Quiteria, quien, hasta hace una semana, compartió más de 75 años con su marido, Marcos García, quien llegó a cumplir los 100 años. Asegura que durante su vida ha trabajado mucho, por eso, ahora dedica su tiempo a hacer ganchillo, una de las cosas que más le gustan -¿Pasa mucho tiempo con el ganchillo? "todo el que puedo", contesta Quiteria. Su hija, Manuela, con la que convive ahora, asegura que pasa gran parte del día con las agujas.
Cuando eran jóvenes, tanto Quiteria como Paula, les encantaba que llegaran las fiestas para bailar, una de sus pasiones. Ahora, lamentan que los años que aguantan sus piernas no se lo permitan, pero recuerdan con añoranza aquellos bailes en la plaza del pueblo, que en muchas ocasiones compartían. Paula incluso participó en un concurso en Cuenca en el que también había pareja de baile de otros pueblos, con el baile de la zona llamado bilano pero aún se acuerda que ellos fueron los ganadores: “teníamos que haber ido otro día a por el premio, pero entremedias estalló la Guerra y ya no pudimos”, lamenta Paula.
Cuando eran jóvenes, tanto Quiteria como Paula, les encantaba que llegaran las fiestas para bailar, una de sus pasiones. Ahora, lamentan que los años que aguantan sus piernas no se lo permitan, pero recuerdan con añoranza aquellos bailes en la plaza del pueblo, que en muchas ocasiones compartían. Paula incluso participó en un concurso en Cuenca en el que también había pareja de baile de otros pueblos, con el baile de la zona llamado bilano pero aún se acuerda que ellos fueron los ganadores: “teníamos que haber ido otro día a por el premio, pero entremedias estalló la Guerra y ya no pudimos”, lamenta Paula.
A pesar de su alta edad, a ninguna de las dos les fallan los ojos para leer ni pare reconocer fotos. En el libro de "Recuerdos de Carrascosa", Quiteria ve fotos de cuando era joven, y de gente de su generación, que desgraciadamente no está con nosotros. Sin necesidad de gafas, reconoce cada cara que para ella son conocidas, y no duda a la hora de leer los textos del libro. Paula se reconoce en una foto del libro, en la que sale con su marido bailando el “bilano”. También reconocen en la recopilación de fotografías antiguas al tío Félix, la Tía Rosa y la Tía Feliciana, e incluso fotos de cuando sus hijos eran niños.
Grandes familias
Ambas pueden estar orgullosas de juntar cuatro generaciones distintas en casa. Sus nietos, ya tienen hijos, y han tenido la suerte de conocerlos. Paula Valiente está disfrutando de este verano junto con su familia, formada por cuatro hijos, cuatro nietos y cuatro bisnietos. La familia de Quiteria también es numerosa, tiene la suerte de contar con tres hijas y un hijo, 6 nietos y dos bisnietas, una de de ellas con pocos meses de edad. Alfonso, con 12 años, es uno de los bisnietos de Paula, y de los que más tiempo pasa con la primogénita de la familia. Jorge, el pequeño de la familia con solo 8 años, no duda en ponerse al lado de su bisabuela, un ratito, ya que enseguida se irá a jugar con el perro.
Cuando llega el frío a las calles de Carrascosa, tanto Quiteria como Paula se trasladan a la ciudad con sus hijos. Quiteria se traslada a Madrid, mientras que Paula pasa en Cuenca todo el invierno, pero en cuanto vuelven a subir las temperaturas, se traslada con alguno de sus hijos a Carrascosa. Su marido era conocido popularmente en el pueblo como "el tío Perico", y dedicó gran parte de su vida laboral a ser guardián de la resinera, lo que les obligó a vivir en diferentes pueblos de la comarca: Mariana, Cañamares, Cañete, Priego... y todas ellas llenas de anécdotas. Recuerda el caso de Pedro y Maximiliano, en Cañamares, que no tuvo final feliz, al tratarse de dos resineros que compartían mujer: “Con un palo con nudos, Maximiliano mató a Pedro”, termina Paula su relato.
Quiteria vivió toda su vida en Carrascosa de la Sierra, junto a su marido y sus hijos. Trabajó en todas las diferentes faenas del campo: segar, sembrar, remasar, trillar....“Muchos años y muy trabajados”, destaca a sus casi 100 años. Tanto hija Manuela comos us sobrinos Julia y Eliseo, recuerdan que Quiteria, a parte de trabajar y bailar, le dedicaba mucho tiempo a la cocina: “hacía unas rosquillas muy buenas”, expresó Manuela. La receta ya ha pasado a sus hijas, pero todos están de acuerdo que a nadie le salen tan buenas como a ella. A pesar de sus 98 años, todavía las cocina para sus nietos: “cuando las hacen mis hijas, tengo que estar allí diciéndoles como hacerlas para que les salgan bien”, añade Quiteria. Echa de menos la matanza del cerdo, sobre todo, realizar el adobo. “he trajinado mucho siempre cuando se realizaba la matanza”, asegura.
ELIXIR DE LA VIDA
¿Cuál es el secreto para vivir tantos años? Quiteria no lo tiene muy claro, pero cree que es debido a tantos años dedicados a trabajar. Paula, por su parte, comenta que ella come todo lo que le ponen, pero sus padres también fallecieron con más de 80 años, por lo que podría ser algo genético. Este no es el caso de Quiteria, ya que sus padres fallecieron jóvenes, cuando apenas tenían 50 años.
El próximo 3 de marzo, Paula espera llegar a cumplir los 103 años, y aunque ya no tenga fuerzas para soplar tantas velas, esperamos que al llegar la fecha, se encuentre tan buen estado como ahora.