martes, 22 de febrero de 2011

Cuenca secreta y profunda

Noticia aparecida en El País el 27 de octubre de 2000

REPORTAJE: EXCURSIONES - HOZ SOMERA

ANDRÉS CAMPOS El País 27/10/2000

Pocos madrileños saben que la vecina Cuenca tiene mucho que ver con Eslovenia. Ni siquiera en Cuenca ("tierra fecunda de herejes, iluminados y extravagantes", según Menéndez y Pelayo) se tiene noticia pública de tal hermanamiento, heterodoxo y estrambótico por demás. En realidad, sólo lo saben los geólogos que, en algún momento de sus accidentadas carreras, se han tropezado con el topónimo Karst, regüeldo consonántico con que se conoce una región eslovena, lindante con Italia, donde se estudiaron por vez primera los fenómenos kársticos, así bautizados a falta de mejor nombre.Los procesos kársticos son los culpables de la topografía ruiniforme que se registra en los terrenos calizos. Esta definición no aclara demasiado las cosas, pero el lector puede figurarse, con un poco de imaginación, la siguiente secuencia: el mar Tethis, el ponto primigenio, cubriendo casi por entero la faz de la Tierra; el coral y las conchas calcáreas de trillones de moluscos depositándose y compactándose en su fondo; las aguas del océano retirándose hace 500 millones de años y dejando al descubierto montañas de roca caliza, asaz deleznable, que los ríos y los meteoros erosionan a capricho. Resultado: gargantas, corredores, voladizos, ventanos, arcos, tormos y un sinfín de formaciones pétreas a cual más rara. La serranía de Cuenca es la zona de España más rica en fenómenos kársticos. De hecho, todos los parajes son obra de este hado telúrico: la Ciudad Encantada, las torcas de los Palancares, las cascadas tobáceas del Cuervo... y, por supuesto, las hoces del Júcar y del Huécar, sobre las que la capital conquense se alza "poniendo en tela de juicio los postulados de Euclides y de Newton", que dijo un bardo local.

El arroyo de la Hoz Somera es un modesto tributario del Guadiela: no tiene el nacimiento impetuoso de su hermano el Cuervo, ni el prestigio nefrítico de Solán de Cabras, pero en cambio se abre paso por la hoz más solitaria, luminosa y bella de la sierra. Nace cerca de Carrascosa de la Sierra, un villorrio al que deberemos llegarnos de gran mañana para caminar con holgura los casi diez kilómetros que median entre esta aldea y la de Santa Cristina por la senda que recorre el fondo de la Hoz Somera. Saldremos del pueblo en dirección al lavadero para descender hacia poniente por una vaguada herbosa en la que proliferan pinchudas aliagas y, poco después, pinos laricios. En media hora nos encontraremos entre las ingentes peñas rubias de la cabecera del barranco.

El camino, muy desdibujado en algún tramo, discurre por la margen derecha del arroyo, gana progresivamente altura hasta casi enriscarse en los acantilados de los Castillejos (ojo al soberbio panorama de la hoz) y regresa con brusquedad al cauce bajando por una trocha zigzagueante. Sin apartarnos demasiado del regato en lo sucesivo, pasaremos junto a las ruinas de un molino -cuya dinamo alimentaba antaño la única bombilla de Carrascosa- y sortearemos luego un par de pasos complicadillos por los empinados paredones del Estrecho, siempre bajo la mirada circunspecta de los buitres.

Romero y boj aroman este camino, que ya se va aproximando al final de la hoz y que nos obliga a vadear el arroyo en varias ocasiones para enlazar, cumplidas dos horas, con una pista de tierra que, hacia la izquierda, nos va a permitir regresar rápidamente a Carrascosa por lo alto de la hoz. No obstante, merece la pena seguirla antes a manderecha durante tres kilómetros para acercarse a Santa Cristina, aldehuela acariciada por las aguas color esmeralda del Guadiela. Desde lo más alto del caserío veremos abrirse en lontananza el abanico de los barrancos de la Hocecilla, de la Hoz Somera, de Tragavivos..., mostrándonos toda la desgarradora belleza que tienen, en Cuenca como en Eslovenia, los paisajes calizos.

Entre chopos, tilos y avellanos
 - Dónde. Carrascosa de la Sierra, Cuenca, está a una distancia de 180 kilómetros de Madrid. Se va hasta allí por la carretera de Valencia (N-III) hasta Tarancón, por la N-400 hasta Carrascosa del Campo y por la CM-310 hasta Villaconejos de Trabaque, para luego seguir por Priego, Cañamares y Puente de Vadillos hasta el desvío correspondiente a Carrascosa de la Sierra. - Cuándo. Paseo circular de alrededor de cinco a seis horas de duración -17 kilómetros de recorrido-, con un desnivel acumulado de unos trescientos metros y una dificultad media, que en otoño resulta espectacular por el fuerte colorido de los chopos, tilos y avellanos que forman el bosque de ribera.

- Quién. Alfonso Monge y María Victoria Bocos son los autores de Rutas y paseos por la serranía de Cuenca (Sua Edizioak), guía de senderismo en la que se describe este circuito en sentido contrario. Lo mismo hace Luis López Vázquez en el volumen 40 excursiones diferentes alrededor de Madrid, de Ediciones La Librería.

- Y qué más. Si no se dispone de una guía con croquis o mapas detallados, como las anteriormente citadas, es imprescindible llevar la siguiente cartografía para seguir la ruta: hojas 23-21 (Valdeolivas) y 24-21 (Peralejos de las Truchas) del Servicio Geográfico del Ejército, o los planos equivalentes (538 y 539) del Instituto Geográfico Nacional.